El destino me agarró y me sentó en una silla, empezó a hablar en un idioma desconocido para mis oídos, sonaba como si estuviera silbando o susurrando.
Cuando acabo con su charla me empezó a observar, él sabía que no había entendido nada.
Me sacó fuera, donde vi unos cuervos que empezaron a chillar.
Guau, está genial *_*
ResponderEliminar-Pao
Gracias :)
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