No podía haber sido un sueño, todo había sido tan real.
Oí un golpe a mi puerta, debía de ser Evan.
-¿Lena, puedo pasar?- oí decir al visitante.
-Por supuesto señor Evan- Reí, seguía tiritando, era la segunda vez que soñaba con esos ojos verdes.
-¿Estas bien? Oí un grito viniendo de aquí y vine corriendo. ¿Ha sido el chico de los ojos verdes otra vez?
-Evan, es como si quisiera comunicarse conmigo, y... le he visto en forma de destino.
-¿Qué? Pero si ya acabaste el entrenamiento, no tiene sentido.
-Ya lo se.
-Se que hacer para la próxima vez que te duermas, pero voy a necesitar a Zenia.
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